Desperté una mañana con un sudor frío recorriendo mi cuerpo.
Recordé el sueño...
Imágenes borrosas llenaban mi habitación en blanco y negro.
Me repetía: ¡no soy yo! ¡No soy yo la que habita en mi sueño! Ahora soy una
mera espectadora de lo no vivido.
Como en una proyección de cine, estoy sentada en una butaca en medio de la
sala.Tengo frío.
Una secuencia tras otra en el vacío, en la nada. Pero no soy yo.
Me despierto y termina la sesión. Me levanto para salir pero miro por última vez
la pantalla, se ha quedado congelada en la última imagen...
Una mujer despierta en su cama, asustada, mientras me mira; su cara me
resulta familiar.