Me encuentro con una página en blanco y no sé expresar lo que siento,
no encuentro las palabras, no sé cómo ordenarlas para que tengan un significado.
Ni siquiera sé lo que quiero decir. Tan sólo necesito escribir, sin más.
Y por eso, esta noche templada, mi pantalla me habla, me reflejo en ella
sin pretenderlo; la escucho y es como leer mis pensamientos:
incoherentes, sin sentido, pero míos.
"Ríos salados engullendo kilos de esperanza".
Una sola estrofa en la oscuridad tras mi ventana.